
El Señor ha resucitado y con ello nuestras vidas vuelven a renacer para ser testigos de la fe.
Aquel que ha vencido a la muerte, nos da la gracia de llenar con su vida toda nuestra existencia y con ello podamos seguir anunciando su mensaje.
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”.