Cada 9 de mayo, en el aniversario de su beatificación, conmemoramos a Santa Luisa de Marillac, mujer de temple extraordinario y gran generosidad, quien encabezó la reforma de los servicios sociales, especialmente en lo concerniente a la atención de los enfermos y más necesitados.
Santa Luisa es un hermoso ejemplo de entrega incondicional al prójimo y de cómo administrar un espíritu impetuoso. Ella puso todas sus fuerzas al servicio de la misión que Dios le fue encomendando y es por ello que hoy la recordamos en medio de una celebración eucarística presidida por el Padre Germán Hermosilla, en la que fue partícipe toda la comunidad educativa, hermanas del Hogar Villa Nazareth y representantes del grupo Las Asevinas.
Luego de la lectura bíblica, el Padre Germán, en medio de su reflexión, nos recordó que Santa Luisa logró convertirse en santa porque hacía de las cosas ordinarias, cosas realmente extraordinarias y eso la convertían en una mujer muy especial.
Que esta Eucaristía en honor a Santa Luisa de Marillac nos anime a seguir su ejemplo de servicio y amor a nuestros hermanas y hermanos más necesitados, y a pedir su intercesión ante Dios para que nos conceda la gracia de ser instrumentos de su amor y misericordia en el mundo.
“Tengamos un corazón generoso que no tenga nada difícil por la gloria de Dios”.